El futuro, hablando de vehículos, no existe sino que lo imaginamos y lo construimos día a día, pese a los intereses de muchas empresas en que ciertos desarrollos tecnológicos salgan más bien tarde que pronto. Así hemos sido capaces de imaginar coches que contaminan menos y que funcionan sin la necesidad de combustible fósil o derivados del petróleo como «biocombustible M4», «Etanol», «Metanol», «Gas Natural Vehicular», «Gasógeno» o «Hidrógeno».
Ahora que es tan accesible internet y que vamos a acabar teniendo interconectados casi todos los dispositivos que tenemos (incluso los que nos ponemos para vestir, «wearables«) las compañías y fabricantes vinculados al mundo de la automoción se están poniendo las pilas para no quedarse atrás y ser de los últimos en presentar ideas innovadoras, propias de cualquier película de ciencia ficción pero con la necesidad de plasmarlas YA en el presente.
Una de estas compañías del mundo de la automoción es la alemana BOSCH. Bosch tiene un departamento de I+D+i que está trabajando muy duro para integrar el coche en internet. Para ello ha desarrollado diferentes pasos intermedios para la integración de la máquina-hombre y uno de esos desarrollos es el PARABRISAS ELECTRÓNICO.
El parabrisas no deja de ser la ventana a través de la cual vemos, desde dentro del coche, el resto de cosas que pasan a nuestro alrededor. BOSCH quiere que esa ventana también se convierta en una ventana virtual de acceso a multitud de información tanto relacionada con el vehículo y su estado (multitud de sensores podrán informar a los ocupantes de velocidad, estado de piezas, temperaturas, etc) como de información relacionada con el entorno (tráfico, comunicación entre vehículos e infraestructuras para optimizar trayectos, recibir información de precios de combustible más barato cerca de nuestro trayecto, etc).
El proyecto es muy ambicioso, y probablemente llevará una serie de condicionantes en aquellos vehículos que puedan incorporar este tipo de tecnología como el incremento del precio y de sus primas de seguro. Ahora ya no habrá esa famosa coletilla de los seguros en los que te decían: «las lunas quedan cubiertas» o «las lunas están incorporadas dentro de la prima«. ¿Os imagináis el coste de cambiar un parabrisas en el que esta tecnología está funcionando?
Sin embargo, según estudios realizados por la propia empresa, el hecho de poder interconectar vehículos y que se comuniquen entre sí puede llegar a reducir hasta en un 80% la congestión del tráfico y conseguir una reducción del 90% de los fallecidos por accidente si se automatizasen los vehículos. ¿Quiere esto decir que el 90% de los accidentes de tráfico están ocasionados por factores humanos? Posiblemente y mucha culpa de ello lo tenga la denominada «conducción subconsciente o automática«.
Yendo más allá, me imagino una serie de paneles digitales que serían las lunas de nuestros coches y con los cuales podremos intercambiar diferentes aplicaciones o información desde un puesto de mando: el conductor. En un momento dado podrá poner el vehículo en conducción autónoma y seleccionar una película para enviarla a la luna del acompañante trasero izquierdo, donde, por ejemplo, irá su hijo y disfrutará del viaje mientras ve la película. Mientras, el copiloto disfrutará de información muy precisa y detallada de todo lo que desee mediante realidad aumentada y que será mostrada por la luna del propio acompañante delantero. Éste a su vez, podrá recoger «impresiones de pantalla» en momentos determinados de lo que le guste y compartirlo vía algún software de comunicación instantánea con amigos en Facebook u otras redes sociales. Pero esto es soñar… sueño que mañana puede ser realidad y pasado mañana quedar obsoleto.